Abrazarse
al recuerdo y al sufrimiento para intentar dejar de sufrir. Es sencillamente
indescriptible el dolor de perder un hijo.
Quizás
intentar comprender el proceso del duelo pueda ayudarme a revalorar la experiencia
de seguir viva.
Que
me empuja a seguir viva, las ganas de vivir de mi hijo y su forma de vivir la
vida tan intensamente, a pesar de la enfermedad.
“Vive el momento y se feliz”, ese fue el lema de su vida.
“Vive el momento y se feliz”, ese fue el lema de su vida.
Las lágrimas, las grandes
compañeras de mi día a día, quiero contar mi pena, porque se y entiendo que mi
dolor es compartido por muchas familias que han perdido a sus hijos. Contándola
creo y espero de todo corazón, poder ayudar. Y de paso, tal vez, ayudarme a mi misma a entender mi propio
duelo, mi propio dolor.
Son ya casi dos años y medio
desde que mi pequeño José Manuel murió. Poco
antes de cumplir los tres añitos le diagnosticaron cáncer, tenia un tumor tan
grande en el riñón que apenas cabía en su cuerpecito, en esos momentos no se
podía extirpar, ya que según los doctores su vida corría peligro, había que
aplicarle quimioterapia y esperar que el tumor redujese, para poder operar. Pasa el
tiempo, una recaída con metástasis… Un año y medio de tratamientos, pruebas
diagnosticas y operaciones..
Esa noche conseguimos dormir,
después de un mes y medio que paso mi hijo hospitalizado, los últimos días de
su vida en un hospital… (Ironías de la vida)
Acompañamos por última vez al
cuerpecito sin vida de José Manuel. Me
entregaron una urna con sus cenizas y volvimos a casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario