LA ESPERANZA
Hay que reconocerlo, el duelo de los padres es todavía una dimensión desconocida para los que no han pasado por lo mismo, ni siquiera hay una palabra para definir nuestra situación. Hay viudos y huérfanos, pero nosotros sólo somos padres sin hijos. Sin ese hijo al que deseamos besar y abrazar.
Nos quedamos con los brazos vacíos, con el corazón roto y el alma desgarrada. Perdemos toda ilusión por seguir viviendo, y sepultamos cualquier intento de superar el duelo, porque no queremos, necesitamos echarlo de menos, necesitamos llorar, necesitamos recordar, nos gusta nuestra pena…
Hoy en día mi esperanza es el recuerdo de mi hijo José Manuel y mi hija Alegría, por ellos me levanto todos los días, me miro al espejo y le digo al reflejo de esa cara, sonríe que tus niños te miran.
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